Día 276

Jeremías 1:1 – 2:30

1 Estas son las palabras de Jeremías, hijo de Jilquías. Jeremías provenía de una familia sacerdotal de Anatot, ciudad del territorio de Benjamín. 2 La palabra del Señor vino a Jeremías en el año trece del reinado de Josías, hijo de Amón y rey de Judá. 3 También vino a él durante el reinado de Joacim, hijo de Josías y rey de Judá, hasta el fin del reinado de Sedequías, hijo de Josías y rey de Judá; es decir, hasta el quinto mes del año undécimo de su reinado, cuando la población de Jerusalén fue deportada.

Llamamiento de Jeremías

4 La palabra del Señor vino a mí y me dijo: 5 «Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado; te había nombrado profeta para las naciones». 6 Yo respondí: «¡Ah, mi Señor y Dios! ¡Soy muy joven y no sé hablar!». 7 Pero el Señor me dijo: «No digas: “Soy muy joven”, porque vas a ir adondequiera que yo te envíe y vas a decir todo lo que yo te ordene. 8 No tengas temor delante de ellos que yo estoy contigo para librarte», afirma el Señor.

9 Luego extendió el Señor la mano y, tocándome la boca, me dijo: «He puesto en tu boca mis palabras. 10 Mira, hoy te doy autoridad sobre naciones y reinos, para arrancar y derribar, para destruir y demoler, para construir y plantar». 11 La palabra del Señor vino a mí y me dijo: «¿Qué es lo que ves, Jeremías?». «Veo una rama de almendro», respondí.

12 «Has visto bien —dijo el Señor— porque yo estoy vigilando[a] para que se cumpla mi palabra». 13 La palabra del Señor vino a mí por segunda vez y me dijo: «¿Qué es lo que ves?». «Veo una olla que hierve y se derrama desde el norte», respondí.

14 Entonces el Señor me dijo: «Desde el norte se derramará la calamidad sobre todos los habitantes de esta tierra. 15 Yo estoy por convocar a todas las tribus de los reinos del norte», afirma el Señor.

«Vendrán y cada uno pondrá su trono a la entrada misma de Jerusalén; vendrán contra todos los muros que la rodean y contra todas las ciudades de Judá. 16 Yo dictaré sentencia contra mi pueblo por toda su maldad, porque me ha abandonado; ha quemado incienso a otros dioses y ha adorado las obras de sus manos.

17 »Pero tú, ¡prepárate! Ve y diles todo lo que yo te ordene. No estés aterrorizado ante ellos, pues de lo contrario te aterrorizaré ante ellos. 18 Hoy te he puesto como ciudad fortificada, como columna de hierro y muro de bronce contra todo el país, contra los reyes de Judá, contra sus oficiales y sus sacerdotes y contra el pueblo de la tierra. 19 Pelearán contra ti, pero no podrán vencerte porque yo estoy contigo para librarte», afirma el Señor.

Israel abandona a Dios

2 La palabra del Señor vino a mí y me dijo: 2 «Ve y proclama a oídos de Jerusalén que así dice el Señor: »“Recuerdo la fidelidad de tu juventud, tu amor de novia, cuando me seguías por el desierto, por tierras no cultivadas. 3 Israel estaba consagrado al Señor, era las primicias de su cosecha; todo el que comía de él sufría las consecuencias, les sobrevenía la calamidad”», afirma el Señor. 4 ¡Escuchen la palabra del Señor, descendientes de Jacob, todas las familias del pueblo de Israel!

5 Así dice el Señor: «¿Qué injusticia vieron en mí sus antepasados que se alejaron tanto de mí? Se fueron tras ídolos sin valor y en algo sin valor se convirtieron. 6 Nunca preguntaron: “¿Dónde está el Señor que nos hizo subir de Egipto, que nos guio por el desierto, por tierra árida y accidentada, por tierra reseca y tenebrosa, por tierra que nadie transita y en la que nadie vive?”. 7 Yo los traje a una tierra fértil, para que comieran de sus buenos frutos. Pero ustedes vinieron y contaminaron mi tierra; hicieron de mi heredad algo abominable. 8 Nunca preguntaron los sacerdotes: “¿Dónde está el Señor?”. Los que se ocupaban de la Ley jamás me conocieron; los pastores se rebelaron contra mí,

profetizaron en nombre de Baal y se fueron tras dioses que para nada sirven.

9 »Por eso, aún voy a entablar un litigio contra ustedes, y también litigaré contra los hijos de sus hijos», afirma el Señor. 10 «Crucen a las costas de Chipre y miren; envíen mensajeros a Cedar[b] e infórmense bien; fíjense si ha sucedido algo semejante: 11 ¿Hay alguna nación que haya cambiado de dioses, a pesar de que no son dioses? ¡Pues mi pueblo ha cambiado su Gloria por lo que no sirve para nada! 12 ¡Espántense, cielos, ante esto! ¡Tiemblen y queden horrorizados!», afirma el Señor.

13 «Dos son los pecados que ha cometido mi pueblo: Me han abandonado a mí, fuente de agua viva, y han cavado sus propias cisternas, cisternas rotas que no retienen agua. 14 ¿Acaso es Israel un esclavo? ¿Nació en la esclavitud? ¿Por qué entonces se ha convertido en presa? 15 Los leones rugieron contra él, lanzaron fuertes gruñidos. Dejaron desolado su país, sus ciudades fueron incendiadas y ya nadie las habita. 16 Para colmo de males, los de Menfis[c] y los de Tafnes te raparon la cabeza. 17 ¿No te ha pasado todo esto por haber abandonado al Señor tu Dios, mientras él te guiaba por el camino? 18 Y ahora, ¿qué sacas con ir a Egipto a beber agua del Nilo?[d] ¿Qué sacas con ir a Asiria a beber agua del Éufrates? 19 Tu maldad te castigará, tu infidelidad te recriminará. Ponte a pensar cuán malo y amargo es abandonar al Señor tu Dios y no sentir temor de mí», afirma el Señor, el Señor de los Ejércitos.

20 «Desde hace mucho quebraste el yugo; te quitaste las ataduras y dijiste: “¡No quiero servirte!”. Sobre toda colina alta y bajo todo árbol frondoso, te entregaste a la prostitución. 21 Yo te planté, como vid selecta, con semilla genuina. ¿Cómo es que te has convertido en una vid degenerada y extraña? 22 Aunque te laves con lejía y te frotes con mucho jabón, ante mí seguirá presente la mancha de tu iniquidad», afirma el Señor y Dios. 23 «¿Cómo puedes decir: “No me he contaminado ni me he ido tras los baales”? ¡Considera tu conducta en el valle! ¡Reconoce lo que has hecho! ¡Camella joven y arisca que corre para todos lados! 24 ¡Asna salvaje acostumbrada al desierto! Cuando ardes en deseos, olfateas el viento; cuando estás en celo, no hay quien te detenga. Ningún macho que te busque tiene que fatigarse: cuando estás en celo, fácilmente te encuentra. 25 No andes con pies descalzos, que te lastimas, ni dejes que la garganta se te reseque. Pero tú insistes: “¡No tengo remedio! Amo a dioses extraños y tras ellos me iré”.

26 »El pueblo de Israel se avergonzará, junto con sus reyes y sus oficiales, sacerdotes y profetas, como se avergüenza el ladrón cuando lo descubren. 27 A un trozo de madera le dicen: “Tú eres mi padre”, y a una piedra le repiten: “Tú me has dado a luz”. Me han vuelto la espalda; no quieren darme la cara. Pero les llega la desgracia y me dicen: “¡Levántate y sálvanos!”. 28 ¿Dónde están, Judá, los dioses que te fabricaste? ¡Tienes tantos dioses como ciudades! ¡Diles que se levanten! ¡A ver si te salvan cuando caigas en desgracia!

29 »¿Por qué litigan conmigo? Todos ustedes se han rebelado contra mí», afirma el Señor. 30 «En vano castigo a tus hijos, pues rechazan mi corrección. Cual si fuera un león feroz, la espada de ustedes devoró a sus profetas.

 

Filipenses 4:1 – 23

4 Por lo tanto, queridos hermanos míos, a quienes amo y extraño mucho, ustedes que son mi alegría y mi corona, manténganse así firmes en el Señor.

Exhortaciones

2 Ruego a Evodia y también a Síntique que se pongan de acuerdo en el Señor. 3 Y a ti, mi fiel compañero,[a] te pido que ayudes a estas mujeres que han luchado a mi lado en la obra del evangelio, junto con Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.

4 Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense! 5 Que su amabilidad sea evidente a todos. El Señor está cerca. 6 No se preocupen por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.

8 Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio. 9 Pongan en práctica lo que de mí han aprendido, recibido y oído, además de lo que han visto en mí y el Dios de paz estará con ustedes.

Gratitud por la ayuda recibida

10 Me alegro muchísimo en el Señor de que al fin hayan vuelto a interesarse en mí. Claro está que tenían interés, solo que no habían tenido la oportunidad de demostrarlo. 11 No digo esto porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho en cualquier situación en que me encuentre. 12 Sé lo que es vivir en la pobreza y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez. 13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

14 Sin embargo, han hecho bien en participar conmigo en mi angustia. 15 Y ustedes mismos, filipenses, saben que en el principio de la obra del evangelio, cuando salí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en mis ingresos y gastos, excepto ustedes. 16 Incluso a Tesalónica me enviaron ayuda una y otra vez para suplir mis necesidades. 17 No digo esto porque esté tratando de conseguir más ofrendas, sino que trato de aumentar el crédito a su cuenta. 18 Ya he recibido todo lo que necesito y aún más; tengo hasta de sobra ahora que he recibido de Epafrodito lo que me enviaron. Es una ofrenda fragante, un sacrificio que Dios acepta con agrado. 19 Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús. 20 A nuestro Dios y Padre sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Saludos finales

21 Saluden a todos los creyentes en Cristo Jesús. Los hermanos que están conmigo les mandan saludos. 22 Saludos de parte de todos los creyentes, especialmente los de la casa del césar. 23 Que la gracia del Señor Jesucristo sea con su espíritu. Amén.[b]

 

Salmo 75:1 – 10

Al director musical. Sígase la tonada de «No destruyas». Salmo de Asaf. Cántico.

75 Te damos gracias, oh Dios, te damos gracias e invocamos[a] tu Nombre; ¡todos hablan de tus obras portentosas!

2 Tú dices: «Cuando yo lo decida, juzgaré con equidad. 3 Cuando se estremece la tierra con todos sus habitantes, soy yo quien afirma sus columnas». Selah 4 «No sean altaneros», digo a los altivos; «No sean soberbios», ordeno a los malvados; 5 «No hagan gala de soberbia contra el cielo ni hablen con aires de suficiencia».

6 La exaltación no viene del oriente ni del occidente ni del desierto, 7 sino que es Dios el que juzga: a unos humilla y a otros exalta. 8 En la mano del Señor hay una copa de espumante vino mezclado con especias; cuando él lo derrame, todos los malvados de la tierra habrán de beberlo hasta la última gota.

9 Yo hablaré de esto siempre; cantaré salmos al Dios de Jacob. 10 Aniquilaré la altivez de todos los malvados y exaltaré el poder de los justos.

 

Proverbios 24:17 – 20

28

24:17 No te alegres cuando caiga tu enemigo ni se regocije tu corazón ante su desgracia, 18 no sea que el Señor lo vea y no lo apruebe, y aparte de él su enojo.

29

19 No te alteres por causa de los malvados ni sientas envidia de los impíos, 20 porque el malvado no tiene porvenir; ¡la lámpara del impío se apagará!