Jeremías 22:1 – 23:20
Juicio contra reyes malvados
22 Así dice el Señor: «Baja al palacio del rey de Judá y proclama allí este mensaje: 2 “Escuchen la palabra del Señor, tú, rey de Judá, que estás sentado sobre el trono de David, tus oficiales y tu pueblo, que entran por estas puertas. 3 Así dice el Señor: ‘Practiquen el derecho y la justicia. Libren al oprimido del poder del opresor. No maltraten ni hagan violencia al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda, ni derramen sangre inocente en este lugar. 4 Si tienen cuidado de cumplir estos mandamientos, entonces por las puertas de este palacio entrarán reyes que ocuparán el trono de David; entrarán en carros y a caballo, acompañados por sus oficiales y su pueblo. 5 Pero, si no obedecen estas palabras, tan cierto como que yo vivo, que este palacio se convertirá en un montón de ruinas. Yo, el Señor, lo afirmo’ ”».
6 Porque así dice el Señor acerca de la casa real de Judá: «Para mí, tú eres como Galaad y como la cima del Líbano; ciertamente te convertiré en un desierto, en ciudades deshabitadas. 7 Enviaré contra ti destructores, cada uno con sus armas, que talarán tus cedros más hermosos y los echarán en el fuego. 8 »Gente de muchas naciones pasará por esta ciudad y se preguntará: “¿Por qué habrá tratado así el Señor a esta gran ciudad?”. 9 Y se le responderá: “Porque abandonaron el pacto del Señor su Dios, adorando y sirviendo a otros dioses”». 10 No lloren por el que está muerto ni hagan lamentaciones por él. Lloren más bien por el exiliado, por el que nunca volverá ni verá más la tierra en que nació.
11 Así dice el Señor acerca de Salún,[a] hijo de Josías y rey de Judá, que comenzó a reinar después de su padre Josías y que salió de este lugar: «Nunca más volverá, 12 sino que morirá en el lugar donde ha sido desterrado. No volverá a ver más este país. 13 »¡Ay del que edifica su casa y sus habitaciones superiores violentando la justicia y el derecho! ¡Ay del que obliga a su prójimo a trabajar gratis y no le paga por su trabajo! 14 ¡Ay del que dice: “Me edificaré un gran palacio, con habitaciones amplias en el piso superior”! Y le abre grandes ventanas, y la recubre de cedro y la pinta de rojo.
15 »¿Acaso eres rey solo por acaparar mucho cedro? Tu padre no solo comía y bebía, sino que practicaba el derecho y la justicia; por eso le fue bien. 16 Defendía la causa del pobre y del necesitado; por eso le fue bien. ¿Acaso no es esto conocerme?», afirma el Señor. 17 «Pero tus ojos y tu corazón solo buscan ganancias deshonestas, solo buscan derramar sangre inocente y practicar la opresión y la violencia». 18 Por eso, así dice el Señor acerca de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá: «Nadie lamentará su muerte ni gritará: “¡Ay, mi hermano! ¡Ay, mi hermana!”. Nadie lamentará su muerte ni gritará: “¡Ay, señor! ¡Ay, Su Majestad!”. 19 Será enterrado como un asno; lo arrastrarán y arrojarán fuera de las puertas de Jerusalén».
Juicio contra Jerusalén
20 «¡Sube al Líbano y grita; levanta tu voz en Basán! ¡Grita desde Abarín, pues todos tus amantes han sido destruidos! 21 Yo te hablé cuando te iba bien, pero tú dijiste: “¡No escucharé!”. Así te has comportado desde tu juventud: ¡nunca me has obedecido! 22 El viento arrastrará a todos tus pastores y tus amantes irán al cautiverio. Por culpa de toda tu maldad quedarás avergonzada y humillada. 23 Tú, que habitas en el Líbano,[b] que has puesto tu nido entre los cedros, ¡cómo gemirás cuando te vengan los dolores, dolores como de parturienta!
Juicio contra Jeconías
24 »¡Tan cierto como que yo vivo —afirma el Señor—, aunque Jeconías[c], hijo de Joacim y rey de Judá, sea un anillo en mi mano derecha, aun de allí lo arrancaré! 25 Yo te entregaré en manos de los que buscan matarte y en manos de los que tú más temes; es decir, en poder de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y de los babilonios.[d] 26 A ti y a la madre que te dio a luz los arrojaré a un país que no los vio nacer y allí morirán. 27 Jamás volverán al país al que tanto anhelan volver».
28 ¿Es Jeconías una vasija despreciable y rota, un objeto que nadie desea? ¿Por qué son arrojados él y su descendencia y echados a un país que no conocen? 29 ¡Tierra, tierra, tierra! ¡Escucha la palabra del Señor! 30 Así dice el Señor: «Anoten a este hombre como si fuera un hombre sin hijos; como alguien que fracasó en su vida. Porque ninguno de sus descendientes logrará ocupar el trono de David ni reinar de nuevo en Judá».
El Rey justo
23 «¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mis praderas!», afirma el Señor. 2 Por eso, así dice el Señor, el Dios de Israel, a los pastores que apacientan a mi pueblo: «Ustedes han dispersado a mis ovejas; las han expulsado y no se han encargado de ellas. Pues bien, yo me encargaré de castigarlos a ustedes por sus malas acciones», afirma el Señor. 3 «Al remanente de mis ovejas yo mismo las reuniré de todos los países adonde las expulsé; también las haré volver a sus pastos, donde crecerán y se multiplicarán. 4 Pondré sobre ellas pastores que las pastorearán y ya no temerán ni se espantarán, ni faltará ninguna de ellas», afirma el Señor.
5 «Vienen días», afirma el Señor, «en que de la simiente de David haré surgir un Renuevo justo; él reinará con sabiduría en la tierra, y practicará el derecho y la justicia. 6 En esos días Judá será salvo, Israel morará seguro. Y este es el nombre que se le dará: “El Señor es nuestra justicia”. 7 »Por eso —afirma el Señor—, vienen días en que ya no se dirá: “Tan cierto como vive el Señor, que hizo salir a los israelitas de la tierra de Egipto”, 8 sino: “Tan cierto como vive el Señor, que hizo salir a los descendientes de la familia de Israel, y los hizo llegar del país del norte y de todos los países adonde los había expulsado”. Entonces habitarán en su propia tierra».
Profetas mentirosos
9 En cuanto a los profetas: Mi corazón está quebrantado dentro de mí y se me estremecen los huesos. Por causa del Señor y de sus santas palabras, hasta parezco un borracho, alguien dominado por el vino. 10 La tierra está llena de adúlteros, por causa de la maldición está de luto y los pastos del desierto se han secado. Los profetas corren tras la maldad, y usan su poder para la injusticia.
11 «Impíos son los profetas y los sacerdotes; aun en mi propia casa encuentro su maldad», afirma el Señor. 12 «Por eso su camino será resbaladizo; serán empujados a las tinieblas, y en ellas se hundirán. Yo traeré sobre ellos una calamidad en el año de su castigo», afirma el Señor. 13 «Algo repugnante he observado entre los profetas de Samaria: profetizaron en nombre de Baal y descarriaron a mi pueblo Israel. 14 Y entre los profetas de Jerusalén he observado cosas terribles: cometen adulterio y viven en la mentira; fortalecen las manos de los malhechores, ninguno se convierte de su maldad. Todos ellos son para mí como Sodoma; los habitantes de Jerusalén son como Gomorra».
15 Por tanto, así dice el Señor de los Ejércitos contra los profetas: «Haré que coman alimentos amargos y que beban agua envenenada, porque los profetas de Jerusalén han esparcido la impiedad por toda la tierra». 16 Así dice el Señor de los Ejércitos: «No escuchen lo que dicen los profetas, pues alientan en ustedes falsas esperanzas; cuentan visiones que se han imaginado y que no proceden de la boca del Señor. 17 A los que me desprecian les aseguran que yo, el Señor, digo que gozarán de paz; a los que obedecen los dictados de su terco corazón les dicen que no les sobrevendrá ningún mal. 18 ¿Quién de ellos ha estado en el consejo del Señor? ¿Quién ha recibido o escuchado su palabra? ¿Quién ha atendido y escuchado su palabra? 19 La tempestad del Señor se ha desatado con furor; un torbellino se cierne amenazante sobre la cabeza de los malvados. 20 La ira del Señor no cesará hasta que haya realizado por completo los propósitos de su corazón. Al final de los tiempos lo comprenderán con claridad.
2 Tesalonicenses 1:1 – 12
1 Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses, unida a Dios nuestro Padre y al Señor Jesucristo: 2 Gracia y paz a ustedes, de Dios el Padre y el Señor Jesucristo.
Acción de gracias y oración
3 Hermanos, siempre debemos dar gracias a Dios por ustedes, como es justo, porque su fe se acrecienta cada vez más y en cada uno de ustedes sigue abundando el amor hacia los otros. 4 Así que nos sentimos orgullosos de ustedes ante las iglesias de Dios por la perseverancia y la fe que muestran al soportar toda clase de persecuciones y sufrimientos. 5 Todo esto prueba que el juicio de Dios es justo y, por tanto, él los considera dignos de su reino, por el cual están sufriendo.
6 Dios, que es justo, pagará con sufrimiento a quienes los hacen sufrir a ustedes. 7 Y a ustedes que sufren, les dará descanso, lo mismo que a nosotros. Esto sucederá cuando el Señor Jesús se manifieste desde el cielo entre llamas de fuego, con sus poderosos ángeles, 8 para castigar a los que no conocen a Dios ni obedecen el evangelio de nuestro Señor Jesús. 9 Ellos sufrirán el castigo de la destrucción eterna, lejos de la presencia del Señor y de su glorioso poder, 10 el día en que venga para ser glorificado por su pueblo santo y admirado por todos los que hayan creído, entre los cuales están ustedes porque creyeron el testimonio que dimos.
11 Por eso oramos constantemente por ustedes, para que nuestro Dios los considere dignos del llamamiento que les ha hecho, y por su poder cumpla todo propósito de bien y toda obra que realicen por la fe. 12 Oramos así, de modo que el nombre de nuestro Señor Jesús sea glorificado por medio de ustedes, y ustedes por él, conforme a la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.[a]
Salmo 83:1 – 18
Cántico. Salmo de Asaf.
83 Oh Dios, no guardes silencio; no te quedes callado e impasible, oh Dios. 2 Mira cómo se alborotan tus enemigos, cómo te desafían los que te odian. 3 Con astucia conspiran contra tu pueblo; conspiran contra aquellos a quienes tú proteges. 4 Y dicen: «¡Vengan, destruyamos su nación! ¡Que el nombre de Israel no vuelva a recordarse!».
5 Como un solo hombre se confabulan; han hecho un pacto contra ti: 6 los campamentos de Edom y de Ismael, los de Moab y de Agar, 7 Guebal,[a] Amón y Amalec, los de Filistea y los habitantes de Tiro. 8 Hasta Asiria se les ha unido; ha apoyado a los descendientes de Lot. Selah 9 Haz con ellos como hiciste con Madián, como hiciste con Sísara y Jabín en el río Quisón, 10 los cuales perecieron en Endor y quedaron en la tierra, como estiércol. 11 Haz con sus nobles como hiciste con Oreb y con Zeb; haz con todos sus príncipes como hiciste con Zeba y con Zalmuna, 12 que decían: «Vamos a adueñarnos de los pastizales de Dios».
13 Hazlos rodar como zarzas, Dios mío; como paja que se lleva el viento. 14 Y así como el fuego consume los bosques y las llamas incendian las montañas, 15 así persíguelos con tus tempestades y aterrorízalos con tu tormenta. 16 Señor, cúbreles el rostro de deshonra para que busquen tu nombre. 17 Queden avergonzados y angustiados para siempre; que perezcan humillados. 18 Que sepan que tú eres el Señor, que ese es tu nombre; que sepan que solo tú eres el Altísimo sobre toda la tierra.
Proverbios 25:11 – 14
25:11 Como manzanas de oro con incrustaciones de plata son las palabras dichas a tiempo. 12 Como anillo o collar de oro fino son los regaños del sabio en oídos atentos.
13 Como frescura de nieve en día de la cosecha es el enviado confiable para quien lo envía, pues infunde nuevo ánimo en sus amos. 14 Nubes y viento, y nada de lluvia, es quien presume de dar y nunca da nada.