Día 111

Josuè 22:21 – 23:16

22:21 Los de las tribus de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés respondieron a los líderes israelitas: 22 —¡El Señor, Dios de dioses, sí, el Señor, Dios de dioses, sabe bien que no hicimos esto por rebeldía o por infidelidad! Y que todo Israel también lo sepa. Si no es así, que no se nos perdone la vida. 23 Si hemos construido altar para nosotros y así alejarnos del Señor o para ofrecer holocaustos, ofrendas de grano y sacrificios de comunión, ¡que el Señor mismo nos llame a cuentas!

24 »En realidad lo construimos pensando en el futuro. Tememos que algún día los descendientes de ustedes les digan a los nuestros: “¡El Señor, Dios de Israel, no tiene nada que ver con ustedes, 25 descendientes de Rubén y de Gad! Entre ustedes y nosotros el Señor ha puesto el río Jordán como barrera. ¡Ustedes no tienen nada que ver con el Señor!”. Si esto sucediera, sus descendientes serían culpables de que los nuestros dejen de temer al Señor.

26 »Por eso decidimos construir este altar, no como altar de holocaustos y sacrificios, 27 sino como testimonio entre ustedes y nosotros y entre las generaciones futuras de que también nosotros podemos servir al Señor y ofrecerle los distintos sacrificios en su santuario. Así, en el futuro, los descendientes de ustedes nunca podrán decirles a los nuestros: “Ustedes no tienen nada que ver con el Señor”.

28 »Por tanto, convenimos que, si algún día nos dijeran eso a nosotros o a nuestros descendientes, nosotros contestaríamos: “Miren la réplica del altar del Señor que nuestros antepasados construyeron, no para hacer sacrificios en él, sino como testimonio entre ustedes y nosotros”. 29 »En fin, no tenemos intención alguna de rebelarnos contra el Señor o de abandonarlo construyendo otro altar para holocaustos, ofrendas o sacrificios, además del que está construido a la entrada de su santuario».

30 Cuando escucharon lo que los de la tribu de Rubén, de Gad y la media tribu de Manasés tenían que decir, Finés el sacerdote y los jefes de clanes y de la comunidad quedaron satisfechos. 31 Entonces Finés, hijo del sacerdote Eleazar, dijo a los de esas tribus: —Ahora estamos seguros de que el Señor está en medio de nosotros, pues ustedes no pretendían serle infieles al Señor; así que has salvado a los israelitas del castigo divino. 32 Luego Finés, hijo del sacerdote Eleazar, y los jefes de la nación se despidieron de los de la tribu de Rubén y de Gad, y abandonaron Galaad para regresar a la tierra de Canaán, con el fin de rendir su informe al resto de los israelitas. 33 Estos recibieron el informe con agrado y alabaron a Dios y no hablaron más de pelear con las tribus orientales ni de destruir sus tierras. 34 Y los de la tribu de Rubén y de Gad dieron al altar el nombre de «Testimonio», porque dijeron: «Entre nosotros servirá de testimonio de que el Señor es Dios».

Despedida de Josué

23 Mucho tiempo después de que el Señor diera a Israel paz con sus enemigos cananeos, Josué, que ya era bastante anciano, 2 convocó a toda la nación, incluyendo a sus líderes, jefes, jueces y oficiales, y dijo: «Yo ya estoy muy viejo y los años me pesan. 3 Ustedes han visto todo lo que el Señor su Dios ha hecho con todas aquellas naciones a favor de ustedes, pues él peleó las batallas por ustedes. 4 Yo repartí por sorteo, como herencia de sus tribus, tanto las tierras de las naciones que aún quedan como las de aquellas que ya han sido conquistadas, entre el río Jordán y el mar Mediterráneo hacia el oeste. 5 El Señor su Dios expulsará a esas naciones de estas tierras y ustedes tomarán posesión de ellas, tal como él lo ha prometido. 6 »Por lo tanto, esfuércense por cumplir todo lo que está escrito en el libro de la Ley de Moisés. No se aparten de ella ni a derecha ni a izquierda. 7 No se mezclen con las naciones que aún quedan entre ustedes. No invoquen los nombres de sus dioses; no juren por ellos; no los obedezcan ni los adoren. 8 Permanezcan unidos al Señor su Dios, como lo han hecho hasta ahora. 9 »El Señor ha expulsado a esas grandes naciones que se han enfrentado con ustedes, y hasta ahora ninguna de ellas ha podido resistirlos. 10 Uno solo de ustedes hace huir a mil enemigos, porque el Señor su Dios pelea por ustedes, tal como lo ha prometido. 11 Hagan, pues, todo lo que está de su parte para amar al Señor su Dios. 12 »Porque si ustedes dan la espalda a Dios y se unen a las naciones que aún quedan entre ustedes, mezclándose y formando matrimonios con ellas, 13 pueden estar seguros de que el Señor su Dios no expulsará de entre ustedes a esas naciones. Por el contrario, ellas serán como red y trampa contra ustedes, como látigos en sus espaldas y espinas en sus ojos, hasta que ustedes desaparezcan de esta buena tierra que el Señor su Dios les ha entregado. 14 »Por mi parte, yo estoy a punto de ir por el camino que todo mortal transita. Ustedes bien saben que ninguna de las buenas promesas del Señor su Dios ha dejado de cumplirse al pie de la letra. Todas se han hecho realidad, pues él no ha faltado a ninguna de ellas. 15 Pero así como el Señor su Dios ha cumplido sus buenas promesas, también descargará sobre ustedes todo tipo de calamidades, hasta que cada uno sea borrado de esta tierra buena que él les ha entregado. 16 Si no cumplen con el pacto que el Señor su Dios les ha ordenado, sino que siguen a otros dioses, adorándolos y postrándose ante ellos, tengan por seguro que la ira del Señor se descargará sobre ustedes y que serán borrados de la buena tierra que el Señor les ha entregado».

 

Lucas 20:27 – 47

La resurrección y el matrimonio

20:27 Luego, algunos de los saduceos, que decían que no hay resurrección, se acercaron a Jesús y le plantearon un problema: 28 —Maestro, Moisés nos enseñó en sus escritos que si un hombre muere y deja a la viuda sin hijos, el hermano de ese hombre tiene que casarse con la viuda para que su hermano tenga descendencia. 29 Pues bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin dejar hijos. 30 Entonces el segundo 31 y el tercero se casaron con ella, y así sucesivamente murieron los siete sin dejar hijos. 32 Por último, murió también la mujer. 33 Ahora bien, en la resurrección, ¿de cuál será esposa esta mujer, ya que los siete estuvieron casados con ella? 34 —La gente de este mundo se casa y se da en casamiento —contestó Jesús—. 35 Pero los que sean dignos de tomar parte en el mundo venidero por la resurrección no se casarán ni serán dados en casamiento, 36 ni tampoco podrán morir, pues serán como los ángeles. Son hijos de Dios porque toman parte en la resurrección. 37 Pero que los muertos resucitan lo dio a entender Moisés mismo en el pasaje sobre la zarza, pues llama al Señor “el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”.[a] 38 Él no es Dios de muertos, sino de vivos; en efecto, para él todos ellos viven. 39 Algunos de los maestros de la Ley respondieron: —¡Bien dicho, Maestro! 40 Y ya no se atrevieron a hacerle más preguntas.

¿De quién es hijo el Cristo?

41 Pero Jesús les preguntó: —¿Cómo es que dicen que el Cristo es descendiente de David? 42 David mismo declara en el libro de los Salmos: »“Dijo el Señor a mi Señor: ‘Siéntate a mi derecha, 43 hasta que ponga a tus enemigos por debajo de tus pies’ ”.[b] 44 David lo llama “Señor”. ¿Cómo puede entonces ser su descendiente? 45 Mientras todo el pueblo lo escuchaba, Jesús dijo a sus discípulos: 46 —Cuídense de los maestros de la Ley. Les gusta pasearse con ropas ostentosas y les encanta que los saluden en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los lugares de honor en los banquetes. 47 Se apoderan de los bienes de las viudas y a la vez hacen largas plegarias para impresionar a los demás. Estos recibirán peor castigo.

 

Salmo 89:14 – 37

89:14 La justicia y el derecho son el fundamento de tu trono, y tus heraldos, el amor y la verdad. 15 Dichosos los que saben aclamarte, Señor, y caminan a la luz de tu presencia; 16 los que todo el día se alegran en tu nombre y se regocijan en tu justicia. 17 Porque tú eres su gloria y su poder; por tu buena voluntad aumentas nuestra fuerza.[a] 18 Tú, Señor, eres nuestro escudo; tú, Santo de Israel, eres nuestro rey. 19 Una vez hablaste en una visión y dijiste a tu pueblo fiel: «Le he brindado mi ayuda a un valiente; al mejor hombre del pueblo he exaltado. 20 He encontrado a David, mi siervo, y lo he ungido con mi aceite santo. 21 Mi mano siempre lo sostendrá; mi brazo lo fortalecerá. 22 Ningún enemigo lo someterá a tributo; ningún malvado lo oprimirá. 23 Aplastaré a quienes se le enfrenten y derribaré a quienes lo aborrezcan. 24 La fidelidad de mi gran amor lo acompañará, y por mi nombre será exaltada su fuerza.[b] 25 Le daré poder sobre el mar[c] y dominio sobre los ríos.[d] 26 Él me dirá: “Tú eres mi Padre, mi Dios, la Roca de mi salvación”. 27 Yo lo haré mi primogénito, el rey supremo de la tierra. 28 Mi gran amor por él será siempre constante, y mi pacto con él será estable. 29 Afirmaré su descendencia para siempre; su trono durará como el sol en mi presencia. 30 »Pero si sus hijos abandonan mi Le y no viven conforme a mis ordenanzas, 31 si violan mis estatutos y no cumplen mis mandamientos, 32 con vara castigaré su iniquidad y con azotes, su maldad. 33 Con todo, jamás le negaré mi gran amor ni mi fidelidad le faltará. 34 No violaré mi pacto ni cambiaré mis promesas. 35 Una sola vez he jurado por mi santidad  y no voy a mentirle a David: 36 Su descendencia vivirá por siempre; su trono durará como el sol en mi presencia. 37 Como la luna, fiel testigo en el cielo, será establecido para siempre». Selah

 

Proverbios 13:17 – 19

13:17 El mensajero malvado se mete en problemas; el enviado confiable trae sanidad. 18 El que desprecia la disciplina sufre pobreza y deshonra; el que atiende la corrección recibe grandes honores. 19 El deseo cumplido endulza el alma, pero el necio detesta alejarse del mal.