Isaías 45:11 – 48:11
45:11 Así dice el Señor, el Santo de Israel, su Hacedor: «¿Van acaso a pedirme cuentas del futuro de mis hijos o a darme órdenes sobre la obra de mis manos? 12 Yo hice la tierra y sobre ella creé a la humanidad. Mis propias manos extendieron los cielos y di órdenes a todo su ejército. 13 Levantaré a Ciro en justicia; allanaré todos sus caminos. Él reconstruirá mi ciudad y pondrá en libertad a mis cautivos, pero no por precio ni soborno. Lo digo yo, el Señor de los Ejércitos». 14 Así dice el Señor: «Los productos de Egipto y la mercancía de Cus pasarán a ser de tu propiedad; los sabeos, hombres de elevada estatura, marcharán detrás de ti en cadenas. Se postrarán en tu presencia y suplicantes te dirán: “Hay un solo Dios, no hay ningún otro, y ese Dios está contigo”».
15 Tú, Dios y Salvador de Israel, eres un Dios que se oculta. 16 Todos los que hacen ídolos serán avergonzados y humillados y, juntos, marcharán con su humillación. 17 Pero Israel será salvado por el Señor con salvación eterna. Nunca más ustedes volverán a ser avergonzados ni humillados. 18 Porque así dice el Señor, el que creó los cielos; el Dios que formó la tierra, que la hizo y la estableció; que no la creó para dejarla vacía, sino que la formó para ser habitada: «Yo soy el Señor y no hay ningún otro. 19 Desde ningún lugar de esta tierra tenebrosa les he hablado en secreto. Ni he dicho a los descendientes de Jacob: “Búsquenme en vano”. Yo, el Señor, digo lo que es justo y declaro lo que es recto.
20 »Reúnanse, fugitivos de las naciones; congréguense y vengan. Ignorantes son los que cargan imágenes de madera y oran a dioses que no pueden salvar. 21 Declaren y presenten sus pruebas, deliberen juntos. ¿Quién predijo esto hace tiempo, quién lo declaró desde tiempos antiguos? ¿Acaso no lo hice yo, el Señor? Fuera de mí no hay otro dios; Dios justo y salvador, no hay ningún otro fuera de mí. 22 »Vuelvan a mí y sean salvos, todos los confines de la tierra, porque yo soy Dios y no hay ningún otro. 23 He jurado por mí mismo, con justicia he pronunciado una palabra irrevocable: Ante mí se doblará toda rodilla y por mí jurará toda lengua. 24 Ellos dirán de mí: “Solo en el Señor están la justicia y el poder”». Todos los que contra él se enfurecieron ante él comparecerán y quedarán avergonzados. 25 Pero toda la descendencia de Israel será justificada y exaltada en el Señor.
Los dioses de Babilonia
46 Bel se inclina, Nebo se somete; sus ídolos son llevados por bestias de carga.[a] Pesadas son las imágenes que por todas partes llevan; son una carga para el agotado. 2 Todos a la vez se someten y se inclinan; no pudieron rescatar la carga y ellos mismos van al cautiverio. 3 «Escúchenme, descendientes de Jacob, todo el resto del pueblo de Israel, a quienes he cargado desde el vientre y he llevado desde la cuna. 4 Aun en la vejez, cuando ya peinen canas, yo seré el mismo, yo los sostendré. Yo los hice y cuidaré de ustedes; los sostendré y los libraré.
5 »¿Con quién vas a compararme o a quién me vas a igualar? ¿A quién vas a asemejarme para que seamos parecidos? 6 Algunos derrochan oro de sus bolsas y pesan plata en la balanza; contratan a un joyero para que les haga un dios y ante ese dios se postran para adorarlo. 7 Lo levantan en hombros y lo cargan; lo ponen en su lugar y allí se queda. No se puede mover de su sitio. Por más que clamen a él, no habrá de responderles ni podrá salvarlos de sus aflicciones.
8 »Recuerden esto, rebeldes; piénsenlo bien, fíjenlo en su corazón. 9 Recuerden las cosas pasadas, aquellas de antaño; yo soy Dios y no hay ningún otro, yo soy Dios y no hay nadie igual a mí. 10 Yo anuncio el fin desde el principio; desde los tiempos antiguos, lo que está por venir. Yo digo: Mi propósito se cumplirá, y haré todo lo que deseo. 11 Del oriente llamo al ave de rapiña; de tierra distante, al hombre que cumplirá mi propósito. Lo que he dicho, haré que se cumpla; lo que he planeado, lo realizaré. 12 Escúchenme ustedes, gente de corazón duro, que están lejos de la justicia. 13 Mi justicia no está lejana; mi salvación ya no tarda. ¡Estoy por traerlas! Concederé salvación a Sión y mi esplendor a Israel.
La caída de Babilonia
47 »Desciende, siéntate en el polvo, hija virginal de Babilonia; siéntate en el suelo, hija de los babilonios,[b] pues ya no hay trono. Nunca más se te llamará tierna y delicada. 2 Toma piedras de molino y muele la harina; quítate el velo, levántate las faldas, desnúdate las piernas y cruza los ríos. 3 Tu desnudez quedará al descubierto; quedará expuesta tu vergüenza. Voy a tomar venganza y a nadie perdonaré».4 Nuestro Redentor es el Santo de Israel; su nombre es el Señor de los Ejércitos.
5 «Siéntate en silencio, hija de los babilonios;[c] entra en las tinieblas. Porque nunca más se te llamará “soberana de los reinos”. 6 Yo estaba enojado con mi pueblo; por eso profané mi heredad. Los entregué en tu mano y no les tuviste compasión. Pusiste sobre los ancianos un yugo muy pesado. 7 Dijiste: “¡Por siempre seré la soberana!”. Pero no consideraste esto ni reflexionaste sobre su final.
8 »Ahora, escucha esto, provocadora; tú, que moras confiada y te dices a ti misma: “Yo soy y no hay otra fuera de mí. Nunca enviudaré ni me quedaré sin hijos”. 9 De repente, en un solo día, ambas cosas te sorprenderán: la pérdida de tus hijos y la viudez te abrumarán por completo, a pesar de tus muchas hechicerías y de tus poderosos encantamientos. 10 Tú has confiado en tu maldad, y has dicho: “Nadie me ve”. Tu sabiduría y tu conocimiento te engañan cuando a ti misma te dices: “Yo soy y no hay otra fuera de mí”. 11 Pero vendrá sobre ti una desgracia que no sabrás conjurar; caerá sobre ti una calamidad que no podrás evitar. Una catástrofe que ni te imaginas vendrá de repente sobre ti.
12 »Persiste, entonces, con tus encantamientos y con tus muchas hechicerías, en las que te has ejercitado desde la niñez. Tal vez tengas éxito, tal vez puedas provocar terror. 13 Los muchos consejos te han fatigado. Que se presenten tus astrólogos, los que observan las estrellas, los que hacen predicciones mes a mes, ¡que te salven de lo que viene sobre ti! 14 ¡Míralos! Son como la paja y el fuego los consumirá. Ni a sí mismos pueden salvarse del poder de las llamas. Aquí no hay brasas para calentarse ni fuego para sentarse ante él. 15 Eso son para ti los hechiceros con quienes te has ejercitado y con los que has negociado desde tu juventud. Cada uno sigue en su error; no habrá quien pueda salvarte.
El Israel obstinado
48 »Escuchen esto ustedes, los de la familia de Jacob, descendientes de Judá, que llevan el nombre de Israel; que juran en el nombre del Señor e invocan al Dios de Israel, pero no con lealtad ni justicia. 2 Ustedes que se llaman ciudadanos de la ciudad santa y confían en el Dios de Israel, cuyo nombre es el Señor de los Ejércitos: 3 Desde hace mucho tiempo anuncié las cosas pasadas. Yo las profeticé; yo mismo las di a conocer. Actué de repente y se hicieron realidad. 4 Porque yo sabía que eres muy obstinado; que tu cuello es un tendón de hierro y que tu frente es de bronce. 5 Por eso te declaré esas cosas desde hace tiempo; te las di a conocer antes que sucedieran, para que no dijeras: “¡Fue mi ídolo quien las hizo! ¡Mi imagen tallada o fundida las dispuso!”. 6 De todo esto has tenido noticia, ¿y no vas a proclamarlo?
»Desde ahora te haré conocer cosas nuevas; cosas que te son ocultas y desconocidas. 7 Son cosas creadas ahora y no hace tiempo; hasta hoy no habías oído hablar de ellas, para que no dijeras: “¡Sí, ya las sabía!”. 8 Nunca habías oído ni entendido; nunca antes se te había abierto el oído. Yo sé bien que eres muy traicionero y que desde tu nacimiento te llaman rebelde. 9 Por amor a mi nombre contengo mi ira; por causa de mi alabanza me refreno, para no aniquilarte. 10 ¡Mira! Te he refinado, pero no como a la plata; te he probado en el horno de la aflicción. 11 Y lo he hecho por mí, por mi honor. ¿Cómo puedo permitir que se me profane? ¡No cederé mi gloria a ningún otro!
Efesios 4:1 – 16
Unidad en el cuerpo de Cristo
4 Por eso yo, que estoy preso por la causa del Señor, les ruego que vivan de una manera digna del llamamiento que han recibido, 2 siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor. 3 Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. 4 Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza; 5 un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; 6 un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y por medio de todos y en todos.
7 Pero a cada uno de nosotros se nos ha dado gracia en la medida en que Cristo ha repartido los dones. 8 Por esto dice: «Cuando ascendió a lo alto, se llevó consigo a los cautivos y dio dones a los hombres».[a]
9 ¿Qué quiere decir eso de que «ascendió», sino que también descendió a las regiones bajas de la tierra? 10 El que descendió es el mismo que ascendió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo. 11 Él mismo constituyó a unos como apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros, 12 a fin de capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de Cristo. 13 De este modo, todos llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo.
14 Así ya no seremos niños, zarandeados por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza y por la astucia y las artimañas de quienes emplean métodos engañosos. 15 Más bien, al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza, es decir, Cristo. 16 Por su acción todo el cuerpo crece y se edifica en amor, sostenido y ajustado por todos los ligamentos, según la actividad propia de cada miembro.
Salmo 68:19 – 35
68:19 Bendito sea el Señor, nuestro Dios y Salvador, que día tras día sobrelleva nuestras cargas. Selah 20 Nuestro Dios es un Dios que salva; el Señor Soberano nos libra de la muerte. 21 Dios aplastará la cabeza de sus enemigos, la cabellera en forma de corona de los que persisten en pecar. 22 El Señor dice: «De Basán los regresaré; de las profundidades del mar los haré volver, 23 para que se empapen tus pies en la sangre de sus enemigos; para que al lamerla tus perros tengan también su parte».
24 En el santuario pueden verse las procesiones de mi Dios, las procesiones de mi Dios y Rey. 25 Los cantores van al frente, seguidos de los músicos de cuerda, entre doncellas que tocan panderetas. 26 Bendigan a Dios en la gran asamblea; alaben al Señor, descendientes de Israel. 27 Los guía la pequeña tribu de Benjamín, seguida de los múltiples príncipes de Judá y de los príncipes de Zabulón y Neftalí.
28 Despliega tu poder, oh Dios; haz gala, oh Dios, de tu poder, que has manifestado en favor nuestro. 29 Por causa de tu Templo en Jerusalén los reyes te ofrecerán presentes. 30 Reprende a esa bestia de los juncos, a esa manada de toros bravos entre naciones que parecen becerros. Haz que, humillada, te lleve barras de plata; dispersa a las naciones que se deleitan en la guerra. 31 Egipto enviará embajadores, y Cus presentará sus tributos a Dios.
32 Cántenle a Dios, oh reinos de la tierra, cántenle salmos al Señor, Selah 33 al que cabalga por los cielos, los cielos antiguos, al que hace oír su voz, su voz poderosa. 34 ¡Reconozcan el poder de Dios! Su majestad está sobre Israel, su poder está en las alturas. 35 En tu santuario, oh Dios, eres imponente; ¡el Dios de Israel da poder y fuerza a su pueblo! ¡Bendito sea Dios!
Proverbios 24:3 – 4
21
24:3 Con sabiduría se construye la casa; con inteligencia se echan los cimientos. 4 Con buen juicio se llenan sus cuartos de bellos y extraordinarios tesoros.