Isaías 54:1 – 57:13
La futura gloria de Sión
54 «Tú, mujer estéril, que nunca has dado a luz, ¡grita de alegría! Tú, que nunca tuviste dolores de parto, ¡prorrumpe en canciones y grita con júbilo! Porque más hijos que la casada tendrá la desamparada», dice el Señor. 2 «Ensancha el espacio de tu tienda y despliega las cortinas de tu morada. ¡No te limites! Alarga tus cuerdas y refuerza tus estacas. 3 Porque a derecha y a izquierda te extenderás; tu descendencia desalojará naciones y poblará ciudades desoladas.
4 »No temas, porque no serás avergonzada. No te turbes, porque no serás humillada. Olvidarás la vergüenza de tu juventud y no recordarás más la deshonra de tu viudez. 5 Porque el que te hizo es tu esposo; su nombre es el Señor de los Ejércitos. Tu Redentor es el Santo de Israel; ¡Dios de toda la tierra es su nombre! 6 El Señor te llamará como a esposa abandonada; como a mujer angustiada de espíritu, como a esposa que se casó joven tan solo para ser rechazada», dice tu Dios. 7 «Te abandoné por un instante, pero con profunda compasión volveré a recogerte. 8 Por un momento, en un arrebato de enojo, escondí mi rostro de ti; pero con amor eterno te tendré compasión», dice el Señor, tu Redentor.
9 «Para mí es como en los días de Noé, cuando juré que las aguas del diluvio[a] no volverían a cubrir la tierra. Así he jurado no enojarme más contigo ni volver a reprenderte. 10 Aunque cambien de lugar las montañas y se tambaleen las colinas, no cambiará mi fiel amor por ti ni vacilará mi pacto de paz», dice el Señor, que de ti se compadece.
11 «¡Mira tú, ciudad afligida, atormentada y sin consuelo! ¡Te afirmaré con turquesas[b] y te cimentaré con zafiros! 12 Con rubíes construiré tus almenas, con joyas brillantes tus puertas, y con piedras preciosas todos tus muros. 13 El Señor instruirá a todos tus hijos y grande será su paz. 14 Serás establecida en justicia; lejos de ti estará la opresión. Nada tendrás que temer; el terror se apartará de ti, no se te acercará. 15 Si alguien te ataca, no será de mi parte; cualquiera que te ataque caerá ante ti.
16 »Mira, yo he creado al herrero que aviva las brasas del fuego y forja armas para sus propios fines. Yo también he creado al destructor para que haga estragos. 17 No prevalecerá ninguna arma que se forje contra ti; toda lengua que te acuse tú la refutarás. Esta es la herencia de los siervos del Señor, la justicia que de mí procede», afirma el Señor.
Invitación a los sedientos
55 «¡Vengan a las aguas todos los que tengan sed! ¡Vengan a comprar y a comer los que no tengan dinero! Vengan, compren vino y leche sin pago alguno. 2 ¿Por qué gastan dinero en lo que no es pan y su salario en lo que no satisface? Escúchenme bien: comerán lo que es bueno y se deleitarán con manjares deliciosos. 3 Presten atención y vengan a mí, escúchenme y vivirán. Haré con ustedes un pacto eterno, conforme a mi inquebrantable amor por David.4 Lo he puesto como testigo para los pueblos, como su gobernante supremo. 5 Sin duda convocarás a naciones que no conocías y naciones que no te conocían correrán hacia ti, gracias al Señor tu Dios, el Santo de Israel, que te ha colmado de honor».
6 Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras esté cercano. 7 Que abandone el malvado su camino y el perverso sus pensamientos. Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios, que es generoso para perdonar y de él recibirá compasión.
8 «Porque mis pensamientos no son los de ustedes ni sus caminos son los míos», afirma el Señor. 9 «Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra! 10 Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo, y no vuelven allá sin regar antes la tierra y hacerla fecundar y germinar para que dé semilla al que siembra y pan al que come, 11 así es también la palabra que sale de mi boca: No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo deseo y cumplirá con mis propósitos. 12 Ustedes saldrán con alegría y serán guiados en paz. A su paso, las montañas y las colinas prorrumpirán en gritos de júbilo y aplaudirán todos los árboles del bosque. 13 En vez de zarzas, crecerán cipreses; mirtos, en lugar de ortigas. Esto dará renombre al Señor; será una señal que durará para siempre».
Salvación para los demás
56 Así dice el Señor: «Observen el derecho y practiquen la justicia, porque mi salvación está por llegar; mi justicia va a manifestarse. 2 Dichoso el que así actúa y se mantiene firme en sus convicciones el que observa el sábado sin profanarlo y se cuida de hacer lo malo». 3 El extranjero que por su propia voluntad se ha unido al Señor no debe decir: «El Señor me excluirá de su pueblo». Tampoco debe decir el eunuco: «No soy más que un árbol seco».
4 Porque así dice el Señor: «A los eunucos que observen mis sábados, que elijan lo que me agrada y sean fieles a mi pacto, 5 les concederé ver grabado su nombre dentro de mi Templo y de mis murallas; ¡eso les será mejor que tener hijos e hijas! También les daré un nombre eterno que jamás será borrado. 6 Y a los extranjeros que se han unido al Señor para servirlo, para amar el nombre del Señor y adorarlo, a todos los que observan el sábado sin profanarlo y se mantienen firmes en mi pacto, 7 los llevaré a mi monte santo; los llenaré de alegría en mi casa de oración. Aceptaré los holocaustos y sacrificios que ofrezcan sobre mi altar, porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos». 8 Así dice el Señor y Dios, el que reúne a los desterrados de Israel: «Reuniré a mi pueblo con otros pueblos, además de los que ya he reunido».
La acusación de Dios contra los malvados
9 Animales del campo y fieras del bosque, ¡vengan todos y devoren! 10 Ciegos están todos los guardianes de Israel; ninguno de ellos sabe nada. Todos ellos son perros mudos, que no pueden ladrar. Se acuestan y desvarían; les encanta dormitar. 11 Son perros de voraz apetito; nunca parecen saciarse. Son pastores sin discernimiento; cada uno anda por su propio camino. Todos, sin excepción, procuran su propia ganancia. 12 «¡Vengan, busquemos vino y emborrachémonos con cerveza! —gritan a una voz—. ¡Y mañana haremos lo mismo que hoy, pero mucho mejor!».
57 El justo perece y a nadie le importa; mueren los siervos fieles y nadie comprende que el justo perece para ser librado del mal. 2 Los que van por el camino recto mueren en paz; hallan reposo en su lecho de muerte.
3 «Ustedes, hijos de hechicera, descendientes de adúltero con prostituta, ¡acérquense! 4 ¿De quién quieren burlarse? ¿A quién hacen muecas despectivas y le sacan la lengua? ¿Acaso no son ustedes una camada de rebeldes y una descendencia de mentirosos? 5 Entre los robles y debajo de todo árbol frondoso, dan rienda suelta a su lujuria; junto a los arroyos y en las grietas de las rocas, sacrifican a niños pequeños. 6 Las piedras lisas de los arroyos serán tu herencia; sí, ellas serán tu destino. Ante ellas has derramado ofrendas líquidas y has presentado ofrendas de grano. Ante estas cosas, ¿me quedaré callado?
7 Sobre un monte alto y encumbrado pusiste tu lecho y hasta allí subiste para ofrecer sacrificios. 8 Detrás de tu puerta y de sus postes has puesto tus símbolos paganos. Te alejaste de mí, te desnudaste, subiste al lecho que habías preparado; entraste en arreglos con la gente con quienes deseabas acostarte y contemplaste su desnudez. 9 Acudiste a Moloc y le llevaste aceite de oliva, y multiplicaste tus perfumes. Enviaste muy lejos a tus embajadores; ¡hasta los dominios de la muerte[c] los hiciste bajar! 10 De tanto andar te cansaste, pero no dijiste: “Hasta aquí llego”. Lograste renovar tus fuerzas; por eso no desmayaste.
11 »¿Quién te asustó, quién te metió miedo, que me has engañado? No te acordaste de mí ni me tomaste en cuenta. ¿Será que no me temes porque guardé silencio tanto tiempo? 12 Yo denunciaré tu justicia y tus obras, y de nada te servirán. 13 Cuando grites pidiendo ayuda, ¡que te salve tu colección de ídolos! A todos ellos se los llevará el viento; con un simple soplo desaparecerán. Pero el que se refugia en mí recibirá la tierra por herencia y tomará posesión de mi monte santo».
Efesios 6:1 – 24
Deberes filiales
6 Hijos, obedezcan en el Señor a sus padres, porque esto es justo. 2 «Honra a tu padre y a tu madre» —que es el primer mandamiento con promesa— 3 «para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida en la tierra».[a] 4 Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor.
Deberes de los esclavos y de sus amos
5 Esclavos, obedezcan a sus amos terrenales con respeto y temor, y con corazón sincero, como a Cristo. 6 No lo hagan solo cuando los estén mirando, como los que quieren ganarse el favor humano, sino como esclavos de Cristo, haciendo de corazón la voluntad de Dios. 7 Sirvan de buena gana, como quien sirve al Señor y no a los hombres, 8 sabiendo que el Señor recompensará a cada uno por el bien que haya hecho, sea esclavo o sea libre.
9 Y ustedes, amos, correspondan a esta actitud de sus esclavos, dejando de amenazarlos. Recuerden que tanto ellos como ustedes tienen un mismo Amo[b] en el cielo y que con él no hay favoritismos.
La armadura de Dios
10 Por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor. 11 Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. 12 Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. 13 Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza. 14 Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de justicia 15 y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. 16 Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno. 17 Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.
18 Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alertas y perseveren en oración por todos los creyentes. 19 Oren también por mí para que, cuando hable, Dios me dé las palabras para dar a conocer con valor el misterio del evangelio, 20 por el cual soy embajador en cadenas. Oren para que lo proclame valerosamente, como debo hacerlo.
Saludos finales
21 Nuestro querido hermano Tíquico, fiel servidor en el Señor, les contará todo para que también sepan cómo me va y qué estoy haciendo. 22 Precisamente, lo envío a ustedes para que sepan cómo estamos y para que cobren ánimo. 23 Que Dios el Padre y el Señor Jesucristo les concedan paz, amor y fe a los hermanos. 24 La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor imperecedero.
Salmo 70:1 – 5
Al director musical. Petición de David.
70 ¡Ven, oh Dios, a librarme! ¡Ven pronto, Señor, en mi auxilio! 2 Que sean avergonzados y confundidos los que tratan de matarme. Que retrocedan humillados todos los que desean mi ruina. 3 Que vuelvan atrás por su vergüenza los que se burlan de mí. 4 Pero que todos los que te buscan se alegren en ti y se regocijen; que los que aman tu salvación digan siempre: «¡Sea Dios exaltado!». 5 Yo soy pobre y necesitado; ¡ven pronto a mí, oh Dios! Tú eres mi socorro y mi libertador; ¡no te demores, Señor!
Proverbios 24:8
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24:8 Al que hace planes malvados lo llamarán conspirador.