Isaías 60:1 – 62:5
La gloria de Sión
60 «¡Levántate y resplandece que tu luz ha llegado! ¡La gloria del Señor brilla sobre ti! 2 Mira, las tinieblas cubren la tierra y una densa oscuridad se cierne sobre los pueblos. Pero la aurora del Señor brillará sobre ti; ¡sobre ti se manifestará su gloria! 3 Las naciones serán guiadas por tu luz, y los reyes, por tu amanecer esplendoroso.
4 »Alza los ojos, mira a tu alrededor: todos se reúnen y acuden a ti. Tus hijos llegan desde lejos; a tus hijas las traen en brazos. 5 Verás esto y te pondrás radiante de alegría; vibrará tu corazón y se henchirá de gozo; porque te traerán los tesoros del mar, y te llegarán las riquezas de las naciones. 6 Te llenarás con caravanas de camellos, con dromedarios de Madián y de Efá. Vendrán todos los de Sabá, cargando oro e incienso y proclamando las alabanzas del Señor. 7 En ti se reunirán todos los rebaños de Cedar, te servirán los carneros de Nebayot; subirán como ofrendas agradables sobre mi altar, y yo embelleceré mi Templo glorioso.
8 »¿Quiénes son los que pasan como nubes y como palomas rumbo a su palomar? 9 En mí esperarán las costas lejanas, a la cabeza vendrán los barcos de Tarsis trayendo de lejos a tus hijos y, con ellos, su plata y su oro, para la honra del Señor tu Dios, el Santo de Israel, porque él te ha llenado de gloria. 10 »Los extranjeros reconstruirán tus muros, y sus reyes te servirán. Aunque en mi furor te castigué, por mi bondad tendré compasión de ti. 11 Tus puertas estarán siempre abiertas; ni de día ni de noche se cerrarán. Te traerán las riquezas de las naciones; ante ti desfilarán sus reyes. 12 La nación o el reino que no te sirva perecerá; quedarán arruinados por completo.
13 »Te llegará la gloria del Líbano, con los cipreses, junto a los pinos y los abetos, para embellecer el lugar de mi santuario. Glorificaré el lugar donde reposan mis pies. 14 Ante ti vendrán a inclinarse los hijos de tus opresores; todos los que te desprecian se postrarán a tus pies, y te llamarán “Ciudad del Señor”, “Sión del Santo de Israel”.
15 »Aunque fuiste abandonada y aborrecida, y nadie transitaba por tus calles, haré de ti el orgullo eterno y la alegría de todas las generaciones. 16 Te alimentarás con la leche de las naciones, con la riqueza de los reyes serás amamantada. Sabrás entonces que yo, el Señor, soy tu Salvador; que yo, el Poderoso de Jacob, soy tu Redentor. 17 En vez de bronce te traeré oro; en lugar de hierro, plata. En vez de madera te traeré bronce, y en lugar de piedras, hierro. Haré que la paz te gobierne y que la justicia te rija. 18 Ya no se sabrá de violencia en tu tierra ni de ruina y destrucción en tus fronteras,
sino que llamarás a tus muros “Salvación”, y a tus puertas, “Alabanza”. 19 Ya no será el sol tu luz durante el día ni con su resplandor te alumbrará la luna, porque el Señor será tu luz eterna; tu Dios será tu gloria. 20 Tu sol no volverá a ponerse ni menguará tu luna; será el Señor tu luz eterna y llegarán a su fin tus días de duelo. 21 Entonces todo tu pueblo será justo y poseerá la tierra para siempre. Serán el renuevo plantado por mí mismo, la obra maestra que me glorificará. 22 El más débil se multiplicará por miles, y el menor llegará a ser una nación poderosa. Yo soy el Señor; cuando llegue el momento, actuaré sin demora».
El año del favor del Señor
61 El Espíritu del Señor y Dios está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar libertad a los cautivos y la liberación de los prisioneros, 2 a pregonar el año del favor del Señor y el día de la venganza de nuestro Dios, a consolar a todos los que están de duelo 3 y a confortar a los dolientes de Sión. Me ha enviado a darles una corona en vez de cenizas, aceite de alegría en vez de luto,
traje de alabanza en vez de espíritu de desaliento. Serán llamados robles de justicia, plantío del Señor, para mostrar su gloria.
4 Reconstruirán las ruinas antiguas y restaurarán los escombros de antaño; repararán las ciudades en ruinas y los escombros de muchas generaciones. 5 Gente extraña pastoreará los rebaños de ustedes, sus campos y viñedos serán labrados por un pueblo extranjero. 6 Pero a ustedes los llamarán «sacerdotes del Señor»; les dirán «ministros de nuestro Dios». Se alimentarán de las riquezas de las naciones, y se jactarán de los tesoros de ellas. 7 En vez de su vergüenza, mi pueblo recibirá doble porción; en vez de deshonra, se regocijará en su herencia; y así en su tierra recibirá doble herencia y su alegría será eterna.
8 «Yo, el Señor, amo la justicia, pero odio el robo y la iniquidad. En mi fidelidad los recompensaré y haré con ellos un pacto eterno. 9 Sus descendientes serán conocidos entre las naciones, y sus vástagos, entre los pueblos. Quienes los vean reconocerán que ellos son descendencia bendecida del Señor». 10 Me deleito mucho en el Señor; me regocijo en mi Dios. Porque él me vistió con ropas de salvación y me cubrió con el manto de la justicia. Soy semejante a un novio que luce su diadema o una novia adornada con sus joyas. 11 Porque, así como la tierra hace que broten los retoños y el huerto hace que germinen las semillas, así el Señor y Dios hará que broten la justicia y la alabanza ante todas las naciones.
El nuevo nombre de Sión
62 Por amor a Sión no guardaré silencio, por amor a Jerusalén no desmayaré, hasta que su justicia resplandezca como la aurora y como antorcha encendida su salvación. 2 Las naciones verán tu justicia y todos los reyes, tu gloria;recibirás un nombre nuevo, que el Señor mismo te dará. 3 Serás en la mano del Señor como una corona esplendorosa, como una diadema real en la palma de tu Dios. 4 Ya no te llamarán «Abandonada» ni a tu tierra la llamarán «Devastada»; sino que serás llamada «Mi deleite»,[a] tu tierra se llamará «Mi esposa»;[b] porque el Señor se deleitará en ti y tu tierra tendrá esposo. 5 Como un joven que se casa con una joven, así el que te edifica se casará contigo; como un novio que se regocija por su novia, así tu Dios se regocijará por ti.
Filipenses 1:27 – 2:18
1:27 Pase lo que pase, compórtense de una manera digna del evangelio de Cristo. De este modo, ya sea que vaya a verlos o que, estando ausente, solo tenga noticias de ustedes, sabré que siguen firmes en un mismo propósito, luchando unánimes por la fe del evangelio 28 y sin temor alguno a sus adversarios, lo cual es para ellos señal de destrucción. Para ustedes, en cambio, es señal de salvación, y esto proviene de Dios. 29 Porque a ustedes se les ha concedido no solo creer en Cristo, sino también sufrir por él, 30 pues sostienen la misma lucha que antes me vieron sostener y que ahora saben que sigo sosteniendo.
Humillación y exaltación de Cristo
2 Por tanto, si sienten algún estímulo en su unión con Cristo, algún consuelo en su amor, algún compañerismo en el Espíritu, algún afecto entrañable, 2 llénenme de alegría teniendo un mismo parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento. 3 No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. 4 Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás.
5 La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, 6 quien, siendo por naturaleza[a] Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. 7 Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza[b] de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. 8 Y al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz! 9 Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, 10 para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
Testimonio de luz
12 Así que, mis queridos hermanos, como han obedecido siempre —no solo en mi presencia, sino mucho más ahora en mi ausencia—, lleven a cabo su salvación con temor y temblor, 13 pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.
14 Háganlo todo sin quejas ni contiendas, 15 para que sean intachables y puros, hijos de Dios sin culpa en medio de una generación torcida y depravada. En ella ustedes brillan como estrellas en el mundo, 16 manteniendo en alto[c] la palabra de vida. Así en el día de Cristo me sentiré satisfecho de no haber corrido ni trabajado en vano. 17 Y aunque mi vida fuera derramada[d] sobre el sacrificio y servicio que proceden de su fe, me alegro y comparto con todos ustedes mi alegría. 18 Así también ustedes, alégrense y compartan su alegría conmigo.
Salmo 72:1 – 20
De Salomón.
72 Oh Dios, concede tus juicios al rey y tu justicia al hijo del rey. 2 Así juzgará con justicia a tu pueblo y con juicios justos a tus pobres. 3 Brindarán los montes la paz al pueblo y las colinas, la justicia. 4 El rey defenderá la causa de los pobres del pueblo, salvará a los necesitados y aplastará a los opresores. 5 Que viva el rey[a] como el sol y como la luna, a través de las generaciones. 6 Que sea como la lluvia que cae sobre un campo segado, como los aguaceros que empapan la tierra. 7 Que en sus días florezca la justicia, y que abunde la paz, hasta que la luna deje de existir.
8 Que domine el rey de mar a mar, desde el río Éufrates hasta los confines de la tierra. 9 Que se postren ante él las tribus del desierto; que muerdan el polvo sus enemigos. 10 Que le paguen tributo los reyes de Tarsis y de las costas remotas; que los reyes de Sabá y de Seba le traigan presentes. 11 Que ante él se postren todos los reyes; que le sirvan todas las naciones. 12 Él librará al indigente que pide auxilio y al pobre que no tiene quien lo ayude. 13 Se compadecerá del desvalido y del necesitado y a los menesterosos les salvará la vida. 14 Los librará de la opresión y la violencia, porque considera valiosa su vida.
15 ¡Que viva el rey! ¡Que se le entregue el oro de Sabá! Que se ore por él sin cesar; que todos los días se le bendiga. 16 Que haya abundancia de grano en la tierra; que ondeen los trigales en la cumbre de los montes. Que el grano se dé como en el Líbano; que abunden las gavillas[b] como la hierba del campo. 17 Que su nombre perdure para siempre; que su fama permanezca como el sol.
Que en su nombre sean bendecidas las naciones; que todas ellas lo proclamen dichoso. 18 Bendito sea Dios el Señor, el Dios de Israel, el único que hace obras portentosas. 19 Bendito sea por siempre su glorioso nombre; ¡que toda la tierra se llene de su gloria! Amén y amén. 20 Aquí terminan las oraciones de David, hijo de Isaí.
Proverbios 24:11 – 12
24:11 Rescata a los que van rumbo a la muerte; detén a los que a tumbos avanzan al suplicio. 12 Pues aunque digas: «Yo no lo sabía», ¿no habrá de darse cuenta el que examina los corazones? ¿No habrá de saberlo el que vigila tu vida? ¡Él paga a cada uno según sus acciones!